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¿Año nuevo, ¿borrón y cuenta nueva?

Aprovecho la ocasión para expresarles mis mejores deseos para este nuevo año 5784. ¡Shaná tová umetuká! ¡Un año bueno y dulce!

Rabino Kraselnik

Por Rabino Gustavo Kraselnik

El rabino Gustavo Kraselnik es el líder espiritual de la Congregación Kol Shearith Israel de Panamá.

Soy consciente que el conocido refrán no se escribe con signos de preguntas, sino que se trata de una afirmación. Sin embargo, lo transformé en una pregunta precisamente porque quiero cuestionar si ese es el enfoque adecuado, al menos tal como lo plantean los maestros de la tradición judía.

En primer lugar, debo aclarar que la referencia al año nuevo, promediando el mes de septiembre, no se debe a un error o distracción sino al hecho de que al escribir esta nota estamos por comenzar un nuevo año del calendario judío. Más precisamente, la noche del viernes 15, comienza el año 5784.

La tradición judía organiza el tiempo alrededor del sol y la luna, comienza en el otoño del hemisferio norte y cuenta el tiempo desde la creación del mundo hasta nuestros días, siguiendo el relato bíblico. Y si bien los 5784 años hay que tomarlos de manera simbólica, la idea de la creación ocupa un lugar importante en la fiesta: Rosh Hashaná es el “cumpleaños” del mundo (y del ser humano.)

De igual forma que nosotros en cada cumpleaños aprovechamos para hacer una reflexión sobre nuestras vidas, en Rosh Hashaná es Dios quien juzga a sus criaturas y ese juicio nos convoca a un profundo balance sobre lo realizado.

Rosh Hashaná es Yom Hadin – el día del juicio divino. Uno de los ejes centrales de la celebración consiste en dar cuenta de nuestras acciones. Es un ejercicio íntimo y profundo, un “balance del alma”. Se trata de asumir las responsabilidades de nuestros actos, analizando lo que hicimos y fundamentalmente reconociendo los errores, reparándolos en la medida de lo posible y asumiendo el compromiso de no volver a cometerlos.

Por esa razón la fiesta del año nuevo se desarrolla en un marco solemne y reflexivo. Sabedores de nuestras limitaciones, aspiramos a demostrar a Dios (y a nosotros mismos) nuestro deseo de mejorar a través del arrepentimiento sincero, la plegaria y las acciones solidarias de ayuda al prójimo.

Por eso el “borrón y cuenta nueva” del título tiene signos de pregunta. Es cierto que el año nuevo representa una nueva posibilidad de comenzar, de renovarnos. La cuenta nueva está abierta. Sin embargo, el borrón parece significar que nos desprendemos del pasado, que nos desconectamos de lo que hicimos. Simplemente lo dejamos atrás, sin asumir responsabilidades ni consecuencias.

Y eso va en contra del espíritu de Rosh Hashaná, del día del juicio. Contradice la esencia de esta jornada sagrada en la cual - como dicen los sabios - pasamos ante el Creador para ser juzgados, para dar cuenta de nuestras acciones.

El pasado – con sus aciertos y sus errores – no se borra, sino que sirve de plataforma para construir un presente que nos permita hacer realidad nuestro deseo de ser mejores personas. De eso se trata.

Aprovecho la ocasión para expresarles mis mejores deseos para este nuevo año 5784. ¡Shaná tová umetuká! ¡Un año bueno y dulce!