Por ahí siempre dicen que las comparaciones son odiosas. También se pide que dejemos de decir “en mis tiempos”. Pero en el caso de nuestra educación, las comparaciones siempre son importantes, si lo que queremos resaltar son las cosas buenas y aquellas que demostraban que la gente se interesa por el futuro de sus hijos, nietos y la comunidad en general.
En el caso de las escuelas, por lo menos en mi experiencia, quiero compartir mi paso por las escuelas oficiales.
Siento, que fue una experiencia auténtica de gente comprometida. Aclaro, son mis experiencias y no tienen nada que ver con una generalización al tema.
Voy a asumir que en los 70´s, quizás, la mayoría de nuestras madres todavía se quedaban en casa para atender a los chiquillos. Casi todos los meses había una reunión de padres de familia. En varios fines de semanas, se convocaba a los padres para la reparación de las sillas, madera y hierro, y la pintura de la escuela, de forma voluntaria. El estudiante ayudaba en el aseo de su aula.
Sí, los tiempos han cambiado. Muchos dicen que el gobierno le paga a los aseadores para que barran los salones. También dicen que si no se robaran la plata, podrían pintar las escuelas todos los años. En esas afirmaciones, hay síntoma de una frustrada manifestación de ideas contrarias. Me refiero al no apoyo al sistema escolar para mejorar, pero se exige el bono escolar como si fuera la salvación del futuro de nuestros hijos.
Lo puedo decir con propiedad, mis padres hacían magia para enviarnos a los cinco hermanos a la escuela, donde solo mi padre trabajaba, hasta que mi madre se vio en la necesidad de buscar un trabajo.
Antes, se tenían pocos recursos. La comunidad estaba interesada por las escuelas, más que la trillada manifestación al inicio de año escolar. Los maestros iban a las casas a ver la realidad socioeconómica del estudiante.
Realmente iban al comedor escolar los estudiantes que lo necesitaban, y el esfuerzo académico de los estudiantes era premiado con una beca. Todo el texto anterior se va al traste cuando la política clientelista tiene metidas sus manos en el sistema.
Han confundido la equidad con la igualdad. Han truncado el futuro de muchos muchachos, porque han repartido recursos de manera partidista y no de manera justa. Basta recordar los famosos auxilios económicos, el escándalo de las comidas en las escuelas y todo aquello que nos tiene empantanados en un sistema que se ha convertido en círculo vicioso, que no da señales de convertirse en uno virtuoso.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a lo que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.