En estos días patrios que nos invitan a mirar la historia para resaltar nuestra identidad nacional y renovar nuestro compromiso por forjar un futuro promisorio para las próximas generaciones, quisiera compartir algunas breves líneas sobre la presencia judía en nuestro país.
A partir del siglo XVII llegaron al Caribe algunos judíos de origen hispano portugués que se habían establecido en Amsterdam y otros puertos europeos tras su expulsión de España y Portugal. Desde Curazao, Jamaica y Saint Thomas llegaron a Panamá a mediados del siglo XIX coincidiendo con la fiebre del oro en California y la construcción del tren trasatlántico.
Este grupo de judíos dio origen a la vida judía institucionalizada estableciendo primero la Hebrew Benevolent Society, de corta duración, y luego, ante la necesidad de contar con un cementerio propio para enterrar a sus muertos de acuerdo al ritual tradicional judío, el 14 de mayo de 1876 se funda la Congregación Kol Shearith Israel “Voz del Remanente de Israel” (de la cual soy su rabino desde el año 2002). En 1913 se establece en la ciudad de Colón la Congregación Kahal Kadosh Yangakov que fue la primera en todo Centroamérica en contar con un edificio de sinagoga.
Algunos miembros de la comunidad judía tuvieron una participación significativa en la Separación de Colombia en 1903. Tal es el caso de Joshua Lindo, quien sirvió de anfitrión al Dr. Amador Guerrero durante su estadía en los Estados Unidos, Isaac Brandon, Félix Ehrman, Isaac Levy Toledano y Michael de León.
Desde principios del siglo XX comenzaron a llegar judíos provenientes del Medio Oriente, principalmente de Siria, quienes establecieron en Colón la Sociedad Agudat Ahim y luego en 1933 formaron en la ciudad de Panamá la Sociedad Israelita de Beneficencia Shevet Ahim.
Judíos europeos arribaron a estas tierras antes, durante y después de la segunda guerra mundial, dando origen a la Beneficencia Israelita Beth-El. Las tres instituciones conforman la comunidad judía panameña que cuenta con unas 14.000 personas.
Cabe destacar que desde sus orígenes los miembros de la comunidad judía estuvieron muy involucrados en la vida nacional en todas sus manifestaciones.
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Podemos resaltar algunas contribuciones significativas de distinguidas personalidades:
* El poeta Eduardo Maduro Lindo es el autor de la “Marcha Panamá, considerada un segundo himno
nacional.
* Panamá es el único país, fuera de Israel que ha contado con dos presidentes judíos, Max Delvalle
(1967) y Eric Arturo Delvalle (1985-1988) cuyo Funeral de Estado se realizó en nuestra sinagoga.
* El maestro Herbert de Castro fundó la Orquesta Sinfónica Nacional en 1941.
* David Brandon organizó y dirigió el Cuerpo de Bomberos de Panamá.
* El profesor Victor Levy Sasso fundó en 1981 la Universidad Tecnológica de Panamá y fue su primer
rector.
Destacados miembros de la comunidad judía realizaron y realizan un valioso aporte al progreso económico del país por medio de la creación de empresas y desarrollos comerciales, así como significativas contribuciones en el campo de las artes y las ciencias.
Todo esto ha sido posible fundamentalmente debido al clima de respeto y convivencia armoniosa que ha predominado siempre en nuestro país en donde las distintas tradiciones religiosas, étnicas y culturales comparten sus semejanzas y se enriquecen a partir de reconocer sus diferencias.
Que este espíritu fraterno sea el eje que nos siga guiando para construir una sociedad más justa, inclusiva y solidaria.
¡Viva Panamá!