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Candelillas en mi mente

La evolución del pensamiento del hombre y su espíritu rebelde de los indígenas y de los negros emancipados, cambió el panorama en ciertas etapas de la historia de nuestro país.

Basilio Fernandez

Por Basilio Fernández

Basilio Fernández, escritor. (Gabriel Rodríguez)

Hace varios años, escribí un libro que tiene poemas, notas  y pensamientos sueltos, que se ocurrían cada mañana sentado en el carro. Inspiraciones con la mente despejada sobre cualquier tema. Este escrito no tiene que ver nada con el libro, pero le quiero dedicar el título a este artículo.

Estamos acostumbrados, o mejor dicho, nos han hecho acostumbrarnos, a que debemos dejar las cosas como están, por el temor de lo que está dañado, se dañe más. Ese razonamiento, nos debe trasladar a la época de la colonia.

En esa época la consigna de los españoles y esclavizadores, y ha sido así a través del tiempo, era que los esclavizados, indígenas y negros, vivieran en la ignorancia. Que no aprendieran a leer, que tuvieran educación y no se atrevieran a protestar. Así vivimos por mucho tiempo.

La evolución del pensamiento del hombre y su espíritu  rebelde de los indígenas y de los negros emancipados, cambió el panorama en ciertas etapas de la historia de nuestro país. Llámense Victoriano Lorenzo o Bayano. Es más, algunos movimientos sociales toman a estos personajes como ejemplo de lucha. Pero la cosa no es tan simple como eso.

Esa evolución del pensamiento social, llevó a unos a liderar una llamada revolución, que hoy se usa como punta de lanza para el slogan “el hijo de la cocinera….”. En mi opinión, todos los de antes, durante y después de la “Revolución” que han estado en el manejo de Estado, nos han dado solo pastillas tranquilizantes para minimizar los malestares de los ciudadanos. 

Se masificaron las oportunidades de estudio para “los hijos de las cocineras”. Sí, eso pasó. Pero aquellos que tenían la bandera de la revolución se aliaron con los de antes, para formar una nueva casta. Yo los llamo los ricos criollos. Sin importarles lo que dicen defender, no esconden su opulencia y derroche frente a aquellos que dicen representar. Un ejemplo sencillo.

Con tanta gente que mandamos a estudiar afuera con los Auxilios económicos, cómo es posible que no tengamos un organizador, planificador, especialista en logística, etc para la recolección de basura. Cómo es posible que con tantos viajes que se han hecho al exterior a congresos, seminarios, etc,  con Metro y todo, todavía tenemos un sistema deficiente de transporte.

Fácil, nos hemos acostumbrado a que esas tragedias, formen parte de nuestro día a día. Pero la culpa de esos males, no son de los gobiernos, ni mucho menos de los políticos. Son nuestros. Somos los dueños de este país. Empezamos con los cabildos abiertos.

Hoy se han convertido en consultas, que nadie sabe quién las hace, a quiénes consultaron, quién las aprobó. Solo basta ver las famosas consultas que deben llevar los

estudios de impacto ambiental. El problema real, no radica en quien nos gobierne, ni quien ostenta el poder económico. El problema está en las malas prácticas, heredadas, estudiadas y perfeccionadas que usan ambos grupos.

Tengo esas candelillas en mi mente. Pero alguien me dijo una vez…Que esas candelillas solo te ataquen a ti.

Consideraciones del autor

Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a lo que esté mal.

 Agradezco  a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos. Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.