Blogs

Transparencia

Moisés actuando con honestidad y transparencia nos recuerda a todos, y especialmente a los líderes, que ambas cualidades conforman la base para una dirigencia responsable. Que podamos seguir su ejemplo.

Rabino Kraselnik

Por Rabino Gustavo Kraselnik

El rabino Gustavo Kraselnik es el líder espiritual de la Congregación Kol Shearith Israel de Panamá.

Las dotes de liderazgo de Moisés han sido destacadas en infinidad de ocasiones a lo largo de los siglos. Su imagen descendiendo del monte con las tablas de la Ley, su temple para sobrellevar las rebeldías del pueblo e incluso su capacidad persuasiva para convencer al propio Dios de perdonar a los israelitas por el incidente del becerro de oro, son testimonio del arquetipo de un dirigente digno de emulación.

Sin embargo, hay otra faceta de Moisés que también debe ser reconocida y es su capacidad de gestionar las cuentas públicas con probidad y trasparencia. (tema muy actual, por cierto)

Durante varios capítulos del final del libro de Éxodo, se nos relata con minuciosidad como debía ser el Tabernáculo, el santuario portátil que acompañará al pueblo judío por el desierto, su mobiliario y las vestimentas del Sumo Sacerdote. Luego, casi que repitiendo palabra por palabra lo que ya habíamos leído, se nos describe cómo se habían realizado esas cosas y finalmente, aparece Moisés presentando un balance completo sobre la labor realizada, las ofrendas recibidas y cómo se utilizaron. Hasta los objetos más pequeños, los ganchos de las columnas y cómo estaban recubiertos, aparecen enlistados, demostrando el claro interés del líder por rendir cuentas de los dineros del pueblo.

La preocupación de Moisés es legítima. Como principal dirigente, sabe que tiene la responsabilidad no solo de administrar con eficiencia los recursos sino además debe mostrar la forma en que los ha utilizado. Como maestro y líder, entiende que su capital esencial radica en su credibilidad a los ojos del pueblo y debe, por ende, actuar en consecuencia. La construcción del Tabernáculo es un esfuerzo económico de envergadura. Su integridad moral no puede ser cuestionada.

El Midrash, la exégesis rabínica, confirma la inquietud de Moisés y su necesidad de rendir cuentas por lo gastado. Se imaginan los comentarios cargados de desconfianza por parte del pueblo: “¿Acaso esperas que el hombre que controló toda la construcción del Tabernáculo no se vuelva rico?” y la reacción de Moisés: “Cuando el trabajo del Tabernáculo esté terminado, les daré un reporte como está dicho: ‘Este es el cómputo del Tabernáculo’”. (Ex. 38:21)

Para Moisés, preservar su honestidad era vital. Como guía del pueblo debe actuar responsablemente. No solo para reafirmar la confianza de la gente en su liderazgo, sino también para mantener su lealtad a Dios.

Tiempo después, en su momento de mayor debilidad, amenazado por la revuelta de su primo Kóraj (llamado Coré en español) y su séquito, Moisés siente que necesita el respaldo divino. Enojado con los rebeldes, se dirige a Dios diciendo: “No aceptes su ofrenda. Yo no les he quitado ni un solo asno ni he perjudicado a ninguno de ellos.” (Núm. 16:15).

Al igual que en el relato del Midrash, Moisés ve que las sospechas de corrupción atentan contra su persona y pueden debilitar su liderazgo. La intervención de Dios a su favor demuestra, una vez más, que la razón estaba de su parte. En ambos casos, su probidad se convierte en su principal fortaleza.

Profunda enseñanza para las generaciones futuras (especialmente la nuestra). Moisés actuando con honestidad y transparencia nos recuerda a todos, y especialmente a los líderes, que ambas cualidades conforman la base para una dirigencia responsable. Que podamos seguir su ejemplo.