Cuba se enfrenta a una encrucijada en medio de una de sus mayores crisis económicas en la historia: cómo recuperarse cuando su sociedad envejece aceleradamente y no cuenta con fuerza joven para producir.
La isla ya es el país más envejecido de América Latina y el Caribe. Dos de cada diez cubanos (21,9 %) tiene al menos 60 años de edad, aseguró a EFE el director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (Cedem), Antonio Ajá.
Esto quiere decir que de los 11,1 millones de cubanos, cerca de 2,4 millones supera la barrera de las seis décadas de vida.
El académico resalta que esto es resultado de políticas sociales implementadas hace décadas que han alargado la esperanza de vida (79 años aproximadamente para ambos sexos).
Sin embargo, esto lleva consigo un problema desde el punto de vista económico y social.
“Es un desafío en el orden de la población económicamente activa que es menor, en el de los sistemas de seguridad social, de salud y la protección de los adultos mayores”, refirió.
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Es decir: hay cada vez más ancianos y menos jóvenes en edad laborable para sostener la actividad económica del país. Y, a la larga, para financiar el sistema de pensiones.
Datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información muestran que en 2021 ocurrieron 99.096 nacimientos y 167.645 defunciones.
“Cuba tiene un comportamiento demográfico similar al de naciones desarrolladas (baja fecundidad, alta expectativa de vida), pero la diferencia es que son países que reciben inmigrantes y además contrarrestan el envejecimiento demográfico con su desarrollo económico”, afirmó.
También aumentan las personas “dependientes”: quienes no producen y viven de sus pensiones tras haber aportado a la economía, explicó a EFE la economista cubana Tamarys Bahamonde.
La edad de jubilación es Cuba es de 60 años (mujeres) y 65 años (hombres) con una pensión mínima mensual de 1.528 pesos cubanos (12 dólares al cambio oficial y 8,7 en el extendido mercado informal).
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ECONOMÍA Y MIGRACIÓN
La pérdida de jóvenes en edad productiva se explica, en gran parte, con el éxodo migratorio sin precedentes que vive el país.
Solo el año pasado, más de 313.000 cubanos fueron interceptados en la frontera sur de EE.UU. con México. Esto representa el 3 % de la población total de Cuba.
La cifra no contempla a los miles de insulares que salieron hacia otros destinos como México, España o Suramérica.
Este fenómeno fue reconocido hace unos días por Ángel Luis Ríos, director general de Encadenamiento Productivo de la estatal Azcuba.
Ríos aseguró al periódico oficial Granma que los centrales azucareros -otrora motor de la economía- cuentan con un personal reducido y envejecido por “el efecto de la migración” y que eso se ha traducido en un déficit en la zafra.
“Cuba tiene un saldo migratorio negativo desde 1930 que se reforzó a partir del año 1959 (cuando triunfó la Revolución), por lo que pierde población en plena capacidad reproductiva y productiva”, consideró el profesor Ajá.
La migración interna también es negativa con zonas rurales “despobladas y envejecidas”, una cuestión “preocupante” por ejemplo a la hora de producir alimentos porque no hay personas para trabajar la tierra, según el experto.
Otro motivo para la fuga de mano de obra es la falta de incentivos. El salario promedio de Cuba es de unos 4.000 cup (32 dólares al cambio oficial).
MÁS CARGA PARA LA MUJER
La tasa de fecundidad en Cuba es de 1,4 hijos por mujer, una de las más bajas de la región que rondó los 1,85 en 2022, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Para mantener el nivel de reemplazo en la población, la mujer debe tener dos hijos y uno de ellos debe ser niña, explicó Ajá, quien resaltó que “Cuba está por debajo de ese indicador desde 1978 con valores extremadamente bajos en los últimos años”.
Para Bahamonde, en tanto, “la bajísima natalidad tiene sus causas en las crisis económicas que han sido caóticas para la sociedad, especialmente para las mujeres porque sobre ellas recae la responsabilidad de cuidar a las personas mayores”.
RESPUESTA GUBERNAMENTAL
Para el año 2030, los cubanos de la tercera edad representarán el 30 % de la población que no sobrepasará los 10 millones, según el profesor Ajá.
Entre las medidas adoptadas por el Gobierno para atender la situación está la construcción y el mantenimiento de círculos infantiles, hogares de ancianos, hogares maternos, así como apoyar los programas de fertilidad y la atención a las madres con más de tres hijos.
Sin embargo, para Bahamonde “lo primero es darle una respuesta a la grave situación económica y después pensar en la implementación de políticas complementarias que estimulen la natalidad”.
En esa misma línea, Ajá considera que “hay que trabajar para mejorar la economía y el crecimiento del Producto Interior Bruto se refleje en los ingresos de las familias”.
“Eso tiene que estar acompañado de políticas que beneficien la construcción de viviendas, garanticen la solución al problema del cuidado de los adultos mayores y niños, e intentar atraer a la población cubana en el exterior”, añadió el director del Cedem. EFE