La candidatura de Arabia Saudita para el Mundial de 2034 ha generado una mezcla de asombro y polémica en la comunidad internacional. El país ha revelado planes ambiciosos que incluyen la construcción de 11 nuevos estadios en cinco ciudades emblemáticas, con el objetivo de convertir el torneo en un espectáculo sin precedentes. Sin embargo, detrás de esta monumental propuesta, se esconden preocupaciones sobre derechos humanos y sostenibilidad que no pueden ser ignoradas.
Arabia Saudita ha puesto sobre la mesa un proyecto colosal para albergar la Copa Mundial de la FIFA en 2034. Con la promesa de erigir 11 estadios de última generación y transformar cinco ciudades en epicentros del fútbol mundial, el reino busca posicionarse como un líder en la organización de eventos deportivos a gran escala. No obstante, el entusiasmo por esta ambiciosa candidatura se ve empañado por las críticas que surgen en torno a los derechos humanos y el impacto ambiental de las obras planificadas.
La FIFA ha recibido el documento oficial de la candidatura saudí, en el que se detallan las cinco ciudades anfitrionas: Riad, Yeda, Al Khobar, Abha y Neom. Cada una de estas urbes jugará un papel crucial en la visión de un Mundial que promete ser tan innovador como controvertido.
Riad, la capital del país, será el corazón del torneo. Con la construcción de ocho estadios, incluyendo el Estadio Rey Salman, con capacidad para 92.000 espectadores, se pretende no solo alojar el partido inaugural y la final, sino también convertirlo en el nuevo emblema deportivo del país. Este estadio será un símbolo de la modernidad y el poderío saudí en la arena internacional.
Neom, por otro lado, representa la cara más futurista y polémica de la candidatura. Esta ciudad, que actualmente está en construcción, es un proyecto visionario que abarca 170 kilómetros de rascacielos paralelos conocidos como “The Line”. El nuevo estadio de Neom será una joya arquitectónica dentro de esta megaciudad, pero la construcción de Neom ha sido objeto de críticas por parte de la ONU debido a las preocupaciones sobre los derechos humanos y la sostenibilidad.
La construcción de estos estadios y la transformación de las ciudades seleccionadas plantea preguntas difíciles sobre el costo humano y ecológico de tales proyectos. La ONU ha expresado su preocupación por las condiciones laborales y los derechos de los trabajadores que participan en la construcción de estas infraestructuras, así como por el desplazamiento de comunidades locales y el impacto ambiental que podría tener la creación de una ciudad como Neom en un entorno desértico.