En el panorama del fútbol ingles moderno, la representación alemana ha sido notablemente escasa, a pesar de la prominencia de Alemania en el fútbol mundial. Desde el inicio de la Premier League, jugadores de Noruega y Bélgica han acumulado más minutos en el campo que sus homólogos alemanes. Sorprendentemente, futbolistas de Dinamarca, Argentina y Portugal han sido más frecuentes en las alineaciones de los equipos británicos.
En términos de dirección técnica, la tendencia no es diferente. Solo seis entrenadores alemanes han tenido la oportunidad de dirigir partidos en la Premier League. Esto contrasta marcadamente con países como Italia, con catorce entrenadores, los Países Bajos con nueve y Francia con ocho. Actualmente, solo tres de los 44 equipos de las dos primeras divisiones inglesas están bajo la dirección de técnicos alemanes, y a partir del próximo domingo, solo Daniel Farke en el Leeds y Danny Rohl en el Sheffield Wednesday continuarán en sus puestos.
Jurgen Klopp, quien se despide del Liverpool como un héroe indiscutible para sus fanáticos, ha cambiado la percepción sobre los futbolistas alemanes en Inglaterra. Klopp no solo ha llevado al Liverpool a alturas insospechadas, sino que también ha allanado el camino para futuras importaciones alemanas. A pesar de sus predecesores exitosos, como Jurgen Klinsmann, quien desafió los estereotipos con su celebración icónica, y Michael Ballack, Ilkay Gundogan, Didi Hamann y Emre Can, quienes dejaron su marca en diferentes equipos, ninguno ha logrado un legado comparable al de Klopp.
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Mesut Ozil también merece una mención especial, ya que representó una nueva era para la selección nacional alemana. Su juego en el Arsenal reflejaba una Alemania moderna, libre de sus viejas ataduras y llena de creatividad.