El Estadio Nacional de San José será este jueves el epicentro del fútbol centroamericano cuando Costa Rica y Panamá se enfrenten por un lugar en las semifinales de la Liga de Naciones de Concacaf.
Este duelo marca un capítulo más en la histórica rivalidad entre ambas selecciones, que llegan con objetivos claros y estilos contrastantes. Costa Rica, bajo la dirección del argentino Claudio Vivas, vive un proceso de renovación tras el adiós de figuras emblemáticas que llevaron al país a tres mundiales consecutivos. Los ticos llegan con hambre de victoria, no solo para avanzar en el torneo, sino para sacudirse de la racha negativa frente a los panameños.
En los últimos 10 enfrentamientos, Panamá ha salido victorioso en 8 ocasiones, mientras que Costa Rica solo ha logrado un triunfo. El técnico Vivas ha trabajado intensamente en consolidar un grupo joven y talentoso. Entre los convocados destacan Joel Campbell, figura de experiencia internacional, y jóvenes promesas como Manfred Ugalde y Alonso Martínez.
Vivas no escatima en elogios hacia sus jugadores, pero también reconoce el desafío que representa enfrentar a un equipo como Panamá, que ha mostrado regularidad y solidez en los últimos años.
Enfocados y preparados
Por su parte, Panamá llega con la moral en alto, liderada por el hispano-danés Thomas Christiansen, quien ha consolidado un plantel experimentado y cohesionado. La Roja cuenta con figuras clave como el portero Orlando Mosquera, fundamental en partidos decisivos; Adalberto Carrasquilla, motor del mediocampo; y Edgar Bárcenas, quien aporta desequilibrio en ataque. Christiansen ha destacado la importancia de mantener la concentración y aprovechar las oportunidades, consciente de que Costa Rica buscará revertir su historia reciente.
El partido también será un enfrentamiento táctico entre dos entrenadores que conocen bien a sus rivales. Vivas, fiel a su estilo, buscará un equipo equilibrado y compacto, mientras que Christiansen apostará por la presión alta y la verticalidad que han caracterizado a Panamá durante su mandato. Ambos saben que el margen de error es mínimo en esta fase. Con el respaldo de más de 30 mil aficionados en el Estadio Nacional, Costa Rica intentará imponer condiciones y aprovechar la localía. Sin embargo, Panamá llega con la confianza que da su historial reciente y su sólida estructura de juego.
El desenlace de este primer capítulo será crucial para definir quién llegará con ventaja al partido de vuelta el próximo lunes.