El uniforme del equipo femenil de atletismo de Estados Unidos ha desatado una tormenta de polémicas y debates en todo el país. Diseñado por Nike para los Juegos Olímpicos, el conjunto ha sido criticado por muchas atletas por su diseño que se asemeja más a un traje de baño que a un atuendo deportivo.
La excampeona de Estados Unidos en los 5.000 metros, Lauren Fleshman, ha calificado los uniformes como “una falta de respeto”, señalando la incomodidad y la preocupación que generan en las atletas. Colleen Quigley, quien compitió en los Juegos de Río 2016, también expresó su descontento, enfatizando que todas las atletas merecen sentirse cómodas y libres de preocupaciones mientras compiten.
Sin embargo, también ha habido voces a favor de los uniformes, como la campeona olímpica de pértiga en Tokio, Katie Moon, quien destacó la variedad de opciones disponibles para las atletas. Aunque la controversia sigue creciendo, queda claro que la discusión va más allá del diseño de una prenda, abordando cuestiones de comodidad, respeto y equidad en el deporte femenino.