Jimmy Garoppolo cumplió con una actuación discreta pero eficaz, al estilo de las que caracterizaban a Bob Griese, durante el encuentro que catapultó a los 49ers al Super Bowl. Curiosamente, jugará ahora en Miami, que fue la casa de Griese durante años con los Dolphins.
Quizá ningún quarterback desde Griese, miembro del Salón de la Fama, había tenido números tan grises como los de Garoppolo para colocar a su equipo en el Super Bowl. El domingo, el mariscal de campo de San Francisco lanzó sólo ocho pases, pero los 49ers doblegaron 37-20 a Green Bay.
Ello ha llevado a dudas sobre si Garoppolo debe recibir el mérito por haber instalado a San Francisco en el gran partido, o si más bien es un actor secundario en esta película.
“Es raro que lo estén criticando por eso”, señaló el tackle izquierdo Joe Staley el jueves. “Ganamos el partido. Estamos haciendo lo necesario para ganar, y ése es el objetivo principal de un equipo de la NFL. Pienso que él estaría muy triste si hubiera lanzado para 450 yardas y hubiéramos perdido, así que eso no importa”.
Garoppolo reconoció que suele escuchar las críticas en el sentido de que no hizo mucho para conducir a los 49ers hasta estas alturas. Pero dice que aprovecha los comentarios como motivación.
TAMBIÉN PUEDES LEER: Anuncian el segundo partido de la Sele en el 2020
Eso sí, es menos ruidoso que su compañero Richard Sherman, quien suele encenderse con el combustible de quienes dudan de él.
“Hago lo mismo”, aseguró Garoppolo. “Escucho todas estas cosas, pero no puedes hacer todo siempre. Tienes que hacer lo que debes y aceptar lo que hay. Al final del día, lo importante es salir a jugar al fútbol” americano.
Garoppolo completó seis envíos para 77 yardas la semana anterior. Su total de pases lanzados fue el menor por parte de un equipo en los playoffs desde que Griese intentó seis con los Dolphins en la final de la Conferencia Americana frente a Oakland, tras la temporada de 1973.
Dos semanas después, Griese lanzó apenas siete envíos, pero Miami derrotó a Minnesota en el Super Bowl.
La otra ocasión en que un equipo intentó ocho pases o menos en un encuentro de postemporada fue en la final de la Americana de 1971, cuando Griese sumó ocho en una victoria sobre Baltimore.
El plan de juego de San Francisco, concentrado en el ataque terrestre, parece una anomalía en una era en que los pases son la receta predilecta. Y ello ha acaparado la atención desde que Garoppolo cometió uno de sus pocos errores en la postemporada.
Vio interceptado uno de sus envíos en las postrimerías de la primera mitad de la ronda divisional ante Minnesota. Fue su 19no balón entregado en la campaña, más que cualquier otro jugador que haya avanzado a los playoffs.
A partir de aquella jugada, ha completado nueve de 14 envíos para 103 yardas, con una captura, en poco más de seis cuartos. Por su parte, los Niners han recurrido al acarreo en 73 de 88 jugadas ofensivas.
De hecho, se pidió a Garoppolo que se arrodillara para agotarse el reloj cinco veces en ese periodo. Son más de las ocasiones en que ha completado un pase que ha viajado más allá de la línea de golpeo (cuatro).
“Así funciona este mundo, y uno recibe el crédito si gana un Super Bowl, un premio al Jugador Más Valioso de la NFL o algo así”, dijo el entrenador Kyle Shanahan. “Acarreamos el balón (durante las últimas dos semanas), así que mucha gente va a decir que Jimmy no hizo lo suficiente. Hay muchos partidos en este año en los que no hemos sido capaces de acarrear el balón y hemos tenido que ganar con los pases.
“Eso es lo que me enorgullece de Jimmy y de nuestro equipo, que realmente no puedes decir que tenemos que ganar de cierta manera. Pienso que hemos demostrado que podemos hacerlo de modos distintos”.
Uno de los motivos por los que no se ha pedido hacer más a Garoppolo es que los Niners han tenido la ventaja prácticamente en todo el último mes.
No están abajo en el marcador desde la semana 16, cuando remontaron para imponerse 34-31 a los Rams de Los Ángeles.