Patrick Ewing, leyenda indiscutible del baloncesto y miembro del Salón de la Fama, está de vuelta en casa. El exjugador de los Knicks de Nueva York asume un nuevo rol como embajador del baloncesto para la franquicia que lo vio brillar durante 15 temporadas. Con esta posición, Ewing colaborará tanto en las operaciones comerciales como en las deportivas de los Knicks, lo que significa que su impacto no solo será visible en las canchas, sino también detrás de bambalinas.
Elegido en el draft de 1985 como la primera selección, Ewing dejó un legado inigualable en los Knicks, siendo el líder histórico en puntos, rebotes, bloqueos, robos y partidos jugados. Su camiseta número 33, retirada en 2003, sigue ondeando en lo más alto del Madison Square Garden como símbolo de grandeza.
El gigante, que también ha tenido experiencia como entrenador en equipos de la NBA y fue cabeza del equipo de Georgetown, está listo para iniciar esta nueva etapa con la organización que siempre ha llevado en el corazón. “Siempre seré un Knick y un neoyorquino”, afirmó Ewing.
Además, su regreso a las canchas no se detiene aquí, ya que también se confirmó su participación como asistente del equipo de USA Basketball en las clasificatorias para la FIBA AmeriCup, bajo el mando de Stephen Silas.