Es un texto duro. No hay espacio para los rodeos y su autor es riguroso con las cifras y el tema: “El hambre es el fracaso de una civilización”.
Casi nadie se salva en este texto porque el periodista, historiador e investigador se pregunta una y otra vez: ¿Cómo carajo podemos tolerar un mundo en el que, por ejemplo, EE.UU. se gasta mil 810 millones de dólares diarios en sus fuerzas armadas, pero, de acuerdo con el PNUD, todavía hay mil 300 millones de pobres en el mundo.
Historias
El libro de 668 páginas te invita a actuar y tal vez por eso es este artículo como un granito de arena para que los del “Otro Mundo”, los que sobran, los que viven en villamiserías y en basureros en Argentina, Níger o la India no sean vistos solo como los “negros, indios, violentos o vagos” que son “pobres porque quieren”.
Y es justa esa reflexión a la que invita el autor cuando deja claro que en países pobres como Sudán del Sur, Madgascar y otros no se come carne de res habitualmente porque es muy cara y el “hambre es la comida de mucha gente”. Pero agrega que en la China y en la India se llega a la clase media cuando se puede comer carne de res y tener un coche.
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Caparrós deja claro que el hambre y la pobreza son producto de la acumulación de riquezas y que la caridad de la Iglesia y la burocracia de los organismos internacionales son solo paliativos para que nada cambie y para que los del ‘Otro Mundo’, los pobres y hambrientos, sigan ahí muriéndose todos los días. Solo son parte de la estadística.
Pide no olvidar que a Sudán del Sur, con mucho petróleo, le sobran los hambientos y que la India, con mil 350 millones de habitantes, unos 680 millones no completaron la escuela primaria. El libro es abundante en cifras e historias demoledoras.
Caparrós estudió Historia en París y ha escrito más de 30 libros. Sus últimas novelas son “Sinfín” y “Todo por la patria”.
Aunque no se refiere a Panamá (uno de los países más desiguales del mundo con 4 millones de habitantes), sí resalta que naciones como Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, de nuestra región centroamericana, tienen índices inferiores en desarrollo humano.
Pandemia
Y como si fuera poco para los hambrientos, malnutridos y pobres del mundo apareció la covid-19, que, según Caparrós, dejó patente que la pobreza más extrema es la pobreza de futuro, porque el virus vino a agudizar los problemas existentes, desigualdades existentes, pobreza existente. Nos puso al borde del barranco.
Las cifras son espeluznantes:
Cada año, más de tres millones de chicos se mueren en el mundo a causa del hambre y las enfermedades -tos, diarrea, rubeola, malaria-.
Antes de la pandemia, 800 millones de personas pasaban hambre en el mundo y no pasaba nada, ahora hay que sumar 100 millones más, unos 900 millones.
“Muchos gobiernos prefieren ocuparse de las ciudades porque es donde hay poder, dinero y votos”.
Martín Caparrós
Argentino