El famoso físico teórico británico Stephen Hawking falleció en 2018 a los 76 años después de luchar durante décadas contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa que le fue diagnosticada cuando tenía 21 años. A pesar de los pronósticos iniciales que le daban solo dos años de vida, Hawking desafió las expectativas médicas al sobrevivir más de 50 años con la enfermedad.
Fue así como Hawking se convirtió en una inspiración por su resiliencia personal y su perseverancia en la investigación científica, continuando su trabajo en física teórica a pesar de las crecientes discapacidades que le impuso la ELA. Aunque la enfermedad le quitó la capacidad de moverse e incluso hablar, su mente permaneció lúcida y se comunicaba a través de un sofisticado sistema electrónico.
[ Investigan a alias 'Cheo' por el homicidio de una mujer en Villa GreciaOpens in new window ]
En una entrevista de 2014 con la BBC, Hawking advirtió sobre los peligros potenciales del desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), argumentando que podría conducir al fin de la raza humana si la IA llegara a un nivel superior al de los humanos.
Según Hawking, a medida que la IA avance, podría decidir rediseñarse por sí misma y los humanos, limitados por su lenta evolución biológica, no podrían competir.
Si bien es demasiado pronto para evaluar completamente el impacto de la IA en el empleo, especialmente en el campo digital, el temor a que la IA reemplace a los trabajadores humanos está presente. Algunas empresas como Klarna y Amazon ya han despedido a cientos de empleados, en parte debido a la automatización impulsada por la IA.
La advertencia de Hawking sobre los peligros de la IA, aunque pesimista, también reconoció algunos usos positivos, como la voz sintética que le permitió comunicarse y que muchos niños con ELA desean tener. Sin embargo, Hawking insistió en que el desarrollo de una IA completa podría tener consecuencias catastróficas para la humanidad a largo plazo.