Israel llevó a cabo un ataque aéreo en Beirut, Líbano, en respuesta al lanzamiento de aproximadamente 140 cohetes por parte de Hezbolá hacia territorio israelí. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) describieron el ataque como “selectivo”, dirigido contra Ibrahim Aqil, un alto comandante de la unidad Radwan de Hezbolá, quien ha sido señalado como uno de los responsables de varios ataques contra intereses estadounidenses en el pasado.
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El bombardeo resultó en al menos 12 muertos y 66 heridos, con reportes iniciales indicando que el ataque dejó edificios y vehículos parcialmente destruidos en Dahieh, un suburbio conocido por ser un bastión de Hezbolá. Aqil, quien se unió a la milicia en la década de 1980 y ha sido su jefe de operaciones desde 2004, estaba supuestamente planeando ataques contra el norte de Israel.
La ofensiva israelí se produjo tras una escalada significativa en las hostilidades, que incluyó ataques aéreos previos en el sur de Líbano y bombardeos recíprocos por parte de Hezbolá. El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, afirmó que los enemigos no tienen refugio y que las acciones son parte de una estrategia más amplia para mantener la seguridad en la región. La situación provocó una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para evaluar la creciente tensión entre ambos lados.