La ministra del Interior de Chile, Carolina Tohá, afirmó que el país no cerrará sus fronteras ante un posible nuevo éxodo masivo de venezolanos tras el fraude electoral que declaró a Nicolás Maduro como ganador. Tohá propuso coordinar con países vecinos medidas similares a las implementadas en Europa, como el establecimiento de cuotas de refugiados, y enfatizó la necesidad de colaboración regional para manejar el flujo migratorio.
Tohá destacó que, aunque ha habido una disminución en el flujo migratorio, este nunca se ha detenido completamente. Indicó que Chile debe estar preparado para un posible aumento significativo en la llegada de migrantes y que es crucial establecer un control efectivo en las fronteras en cooperación con otros países de la región, como Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia.
La respuesta política a estas declaraciones ha sido variada. El senador Juan Luis Castro sugirió la creación de campamentos temporales en la frontera para gestionar la llegada de migrantes, argumentando que esto permitiría validar la identificación de quienes ingresan al país. Sin embargo, el diputado Diego Ibáñez abogó por mantener una política de “puertas abiertas” para los venezolanos que lleguen de manera regular, lo que generó críticas incluso dentro de su propio partido.