Callie Rogers, la ganadora más joven de la lotería en Gran Bretaña, ganó 1.8 millones de libras a los 16 años, pasando de ser dependienta a millonaria. Sin embargo, su historia es un claro ejemplo de los peligros de no tener una educación financiera adecuada. A pesar de recibir asesoramiento, Callie gastó su fortuna en lujos como casas, coches, ropa de marca y cirugías estéticas, y regaló enormes cantidades a sus familiares y amigos, además de caer en una adicción a las drogas.
Con el tiempo, la presión de manejar tal cantidad de dinero y las relaciones superficiales que surgieron a su alrededor le generaron problemas de confianza y depresión. A los 21 años, intentó quitarse la vida debido al estrés emocional que le causaba no saber quién realmente la quería. Finalmente, en 2021, Callie se declaró en quiebra.
Hoy en día, Callie lleva una vida más sencilla y trabaja como cuidadora con un salario de 12 mil libras al año. Es madre de cinco hijos y lamenta que no pueda proporcionarles el mismo estilo de vida que tuvo cuando ganó la lotería. Su experiencia subraya la importancia de una buena gestión financiera y del apoyo emocional para quienes reciben grandes sumas de dinero inesperadamente.