Dominique Pélicot, conocido como el “Monstruo de Mazan”, se sentó en el banquillo de los acusados en Aviñón, Francia, para reconocer su culpabilidad en un caso de violación agravada, drogadicción y abuso sexual. Durante su declaración, que se extendió hasta la tarde del martes, admitió haber drogado a su esposa, Gisèle Pélicot, durante más de diez años para facilitar que decenas de hombres la violaran. “Soy un violador, como todos los demás acusados en esta sala”, declaró entre sollozos, pidiendo perdón a su exesposa y a su familia por sus actos.
“Tenía la familia ideal, lo he arruinado todo y ahora debo pagar. No se merecía esto. Me arrepiento y pido perdón”, ha insistido ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse, en Aviñón, donde se le juzga junto a otros 50 acusados que fueron identificados en videos de las violaciones que él mismo grababa.
Pélicot relató que la violencia sexual comenzó tras su jubilación y que utilizó internet para reclutar a los agresores. Afirmó que Gisèle fue agredida 285 veces al año entre 2011 y 2020, la mayoría por él mismo. Reconoció que guardaba videos de las violaciones por “placer” y por “vicio”, y que sabía que si era arrestado podría destruir las pruebas almacenadas en sus dispositivos.
También se ha hablado sobre la posibilidad de que hubiera realizado las mismas prácticas con su hija, Caroline Darian o con su nuera y sus nietas, algo que ha negado de pleno. “Caroline, nunca te toqué, nunca te drogué ni te violé. No es posible decir eso, nunca lo hice”, ha apuntado. “Estoy dispuesto a decirle a mi familia directamente en la cara que no pasó nada más”, ha agregado.
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Gisèle, presente en la sala, expresó su incredulidad ante los actos de su marido, afirmando que nunca imaginó que pudiera cometer tales crímenes. Durante el juicio, también se discutieron las conclusiones de expertos que describieron a Pélicot como un “egocéntrico narcisista” que veía a su esposa como un objeto.
El juicio involucra a más de 50 hombres acusados de participar en las violaciones. Cada uno podría enfrentar hasta 20 años de prisión si son condenados por violación agravada. La defensa de Pélicot argumenta que aunque sus actos fueron monstruosos, no lo convierten en un “monstruo” en sentido estricto.