La Ciudad Vieja de Jerusalén se encuentra notablemente tranquila en esta Semana Santa, con pocas tiendas abiertas y escasos peregrinos, debido al efecto de la guerra en la Franja de Gaza y las restricciones de viaje para los palestinos cristianos de Cisjordania.
La situación económica se refleja en tiendas con pocos clientes, donde los vendedores pasan el tiempo leyendo periódicos o invitando a los pocos turistas a comprar algo, mientras que algunas tiendas permanecen cerradas, agravando la situación durante el mes de Ramadán.
La guerra entre Israel y Hamás ha reducido drásticamente el turismo cristiano y las peregrinaciones a Tierra Santa, que ya estaban luchando por recuperarse de los impactos de la pandemia. Israel controla gran parte del turismo en la Ciudad Vieja de Jerusalén, lo que ha afectado significativamente la afluencia de visitantes.
A pesar de las dificultades, hay esperanza para el futuro. Las reservas para el último trimestre de 2024 muestran un aumento significativo, lo que indica una posible recuperación. Mientras tanto, los pocos peregrinos que visitan la ciudad en esta época valoran la ausencia de multitudes y filas en los lugares sagrados, compensando así la incertidumbre del momento.
Para los comerciantes locales, la situación es desafiante, con muchos luchando por mantener sus negocios abiertos. Algunos expresan desconfianza en las autoridades y se aferran a su fe en Dios para superar esta difícil situación.
Mientras tanto, los palestinos cristianos de Cisjordania enfrentan restricciones adicionales para celebrar la Semana Santa en Jerusalén, con una reducción en los permisos de viaje otorgados por el gobierno israelí, según líderes cristianos locales.
La realidad en Jerusalén en esta Semana Santa nos recuerda los desafíos que enfrenta la región y la necesidad de encontrar soluciones para garantizar la libertad de acceso y celebración religiosa para todos los que desean hacerlo.