El ex presidente brasileño Jair Bolsonaro convocó a miles de seguidores este domingo en São Paulo para su primera aparición pública masiva desde que dejó el cargo a finales de 2022, enfrentando las acusaciones de un supuesto intento de golpe de Estado.
En un evento en la emblemática Avenida Paulista, Bolsonaro negó en un discurso desde un camión la existencia de una trama golpista, se autodenominó víctima de una “persecución” y criticó lo que considera “abusos”
Ante una multitud vestida de verde y amarillo, los colores de la bandera brasileña, Bolsonaro recibió el apoyo de sus seguidores, quienes lo aclamaban y le gritaban “mito” después de cada frase.
El ex presidente aseguró que el supuesto decreto de estado de sitio, sobre el cual se centran las investigaciones policiales, es un mecanismo constitucional que no llegó a ser activado. Además, llamó a la “pacificación” del país y solicitó una amnistía para aquellos condenados por invadir las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia en enero de 2023.
A pesar de evitar ataques directos al máximo tribunal, del cual ya le retiraron el pasaporte y le prohibieron salir del país en el marco de las investigaciones, Bolsonaro recibió el apoyo de figuras políticas, incluida su esposa, Michelle Bolsonaro, gobernadores, alcaldes y legisladores.
Sin embargo, el influyente pastor evangélico Silas Malafaia arremetió contra la Corte Suprema y habló de una “ingeniería del mal” para encarcelar a Bolsonaro, advirtiendo que si el tribunal toma esa decisión, será para su propia destrucción.
Los seguidores de Bolsonaro se congregaron en la Avenida Paulista horas antes del evento, en un ambiente donde predominaban las banderas de Brasil y la música techno sonaba a todo volumen.
Aunque Bolsonaro pidió evitar carteles contra la Corte Suprema o el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, durante la protesta se escucharon gritos de “ladrón” contra Lula y algunos manifestantes cuestionaron la imparcialidad del tribunal.
Mientras Bolsonaro se defendía en São Paulo, el Partido de los Trabajadores, la formación de Lula, acusó al ex presidente de organizar un acto “ilegítimo” que atenta contra la democracia.