Japón ejecutó este viernes a Takahiro Shiraishi, apodado por los medios como el “asesino de Twitter”, tras ser condenado a muerte por el homicidio y desmembramiento de nueve personas en 2017. La ejecución, realizada por ahorcamiento, marca la primera aplicación de la pena capital en el país desde 2022.
Shiraishi, de 34 años, fue arrestado en octubre de 2017 después de que las autoridades descubrieran restos humanos en su apartamento en Zama, al suroeste de Tokio. Él utilizaba redes sociales, en particular Twitter, para contactar a personas con tendencias suicidas, a quienes luego asesinaba.
El caso conmocionó a la sociedad japonesa y reavivó el debate en torno a la pena de muerte y el uso de redes sociales para cometer crímenes. En 2020, Shiraishi fue condenado a la pena capital tras declararse culpable y mostrar escaso arrepentimiento por sus actos. "Sí, los maté, y no hay duda de eso”, declaró ante el tribunal.
Japón es uno de los pocos países desarrollados que aún mantiene la pena de muerte, aplicada generalmente por ahorcamiento y en condiciones de alto secretismo. La ejecución de Shiraishi vuelve a poner el foco sobre las políticas penales del país y su sistema judicial.