Los cubanos comenzaron a experimentar una ligera normalización en sus vidas el miércoles tras un colapso del sistema energético nacional que dejó a gran parte del país sin electricidad durante varios días. Este colapso se produjo debido a una avería en la central Antonio Guiteras, lo que llevó a un apagón total que afectó al 50% de la población durante el horario pico del jueves. Aunque el servicio eléctrico se restableció parcialmente el martes, la crisis sigue latente, con apagones de hasta ocho horas diarias en algunas áreas.
Yadis Bruzón, una madre de gemelos, relató las dificultades vividas, como la pérdida de alimentos y la necesidad de compartir recursos con vecinos. La situación se agrava por la falta de combustible para las plantas generadoras y el mal estado de las infraestructuras eléctricas, muchas de las cuales tienen más de 30 años. Además, las sanciones de Estados Unidos han exacerbado la crisis al dificultar la importación de repuestos y combustible.
El presidente Miguel Díaz-Canel ha reconocido que los apagones continuarán, aunque no tan prolongados como el último. Se estima que la demanda eléctrica durante las horas pico alcanzará los 2.950 megavatios, mientras que la disponibilidad será solo de 1.978 megavatios. Las clases y actividades laborales están suspendidas hasta nuevo aviso, reflejando la gravedad de la crisis energética en Cuba.