El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, indultó a su hijo Hunter el pasado domingo, lo que ha generado un intenso debate político y mediático. Este indulto evita que Hunter enfrente una posible condena de prisión por delitos relacionados con la compra y posesión ilegal de un arma de fuego, así como por evasión fiscal. Hunter había sido declarado culpable de mentir en un formulario federal al adquirir un arma y se había declarado culpable de cargos fiscales.
Biden había prometido previamente no utilizar su poder presidencial para beneficiar a familiares, pero justificó su decisión alegando que Hunter había sido objeto de un “proceso judicial selectivo e injusto”, impulsado por motivaciones políticas. En su comunicado, Biden afirmó que “ninguna persona razonable” podría concluir que Hunter fue procesado por razones distintas a su relación familiar. Este indulto es significativo, ya que Biden es el primer presidente en indultar a su propio hijo, aunque otros presidentes han otorgado indultos a familiares en el pasado.
La reacción política ha sido inmediata. Donald Trump calificó el indulto como un “error judicial” y cuestionó si también incluiría a los rehenes del asalto al Capitolio del 6 de enero. Además, se ha reavivado el debate sobre la imparcialidad del sistema judicial y el uso del poder presidencial para favorecer a familiares, lo que podría afectar la percepción pública de Biden en sus últimas semanas en el cargo.
Hunter Biden ha enfrentado una larga serie de problemas legales, y su lucha contra la adicción ha sido un tema recurrente en la narrativa pública sobre su vida. A pesar de haber estado sobrio durante más de cinco años, su historia ha sido utilizada por los opositores políticos de su padre para atacar la administración Biden.
Con este indulto, Biden busca proteger a su hijo de futuras persecuciones legales durante la próxima administración republicana liderada por Trump