La visita de los reyes de España, el rey Felipe VI y la reina consorte Letizia y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Paiporta, la localidad valenciana afectada por devastadoras inundaciones, generó fuertes protestas entre los habitantes este domingo, reseñó Efe.
Los vecinos y voluntarios de la localidad, golpeada por el temporal de lluvias que azotó la región el pasado martes, se mostraron indignados con la presencia de los líderes, quienes fueron recibidos con gritos de “¡fuera, fuera!” y con el lanzamiento de barro y lodo.
La situación pronto escaló, requiriendo una intervención especial del dispositivo de seguridad.
Al llegar la comitiva de las autoridades, integrada también por el presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, cientos de personas interrumpieron sus labores de limpieza en las calles y sótanos para expresar su descontento.
Los habitantes de Paiporta, una de las zonas más afectadas de la región mediterránea, han perdido al menos a 62 personas debido a las inundaciones, y muchos criticaron la falta de apoyo efectivo en la emergencia.
Intento de diálogo en medio de una tensa recepción
Durante la visita, tanto el rey como la reina intentaron dialogar con algunos de los jóvenes y vecinos que les increpaban.
En medio de insultos y acusaciones de “asesinos”, el monarca, con el rostro y el abrigo manchados de barro, se acercó a varios ciudadanos enfurecidos.
La reina, por su parte, también se detuvo a hablar con personas que, aún entre gritos, expresaban su indignación por la situación que están viviendo.
Sin embargo, el descontento continuó, y uno de los escoltas de la reina sufrió una herida visible en la frente, mientras el equipo de seguridad abría paraguas para proteger a los dignatarios del lodo y piedras arrojadas por los manifestantes.
Ante la situación, una unidad de caballería de la policía se vio obligada a intervenir para mantener el orden y asegurar el paso de la comitiva.
Valencia sigue bajo alerta de lluvias
La región de Valencia, epicentro de las inundaciones, continúa en máxima alerta.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha emitido nuevas advertencias de nivel naranja y amarillo por precipitaciones que podrían alcanzar hasta 100 litros por metro cuadrado en las próximas horas, complicando aún más las labores de rescate y limpieza.
A pesar del clima adverso, miles de personas, entre voluntarios y efectivos del ejército, trabajan incansablemente para remover lodo, distribuir alimentos y atender las necesidades básicas de los afectados.
Según las autoridades, se han desplegado equipos adicionales y maquinaria pesada en un esfuerzo por limpiar calles, viviendas y locales comerciales que siguen cubiertos de barro y escombros.
Búsqueda en un aparcamiento subterráneo en Aldaia
La Unidad Militar de Emergencias (UME) mantiene sus operaciones en un aparcamiento subterráneo de un centro comercial cercano a Aldaia, donde todavía hay riesgo de encontrar más víctimas fatales.
Desde el miércoles, los equipos han intentado extraer el agua y el lodo acumulados en el lugar, que aún tiene un metro y medio de profundidad, retrasando la inspección completa del recinto.
Se desconoce cuántos vehículos o personas podrían estar atrapados, y se espera poder acceder a este espacio en las próximas horas.
Solidaridad y prohibiciones en las tareas de limpieza
En tanto, miles de voluntarios persisten en su esfuerzo solidario, aunque se enfrentan a restricciones impuestas por el gobierno regional, que busca garantizar la movilidad de servicios esenciales.
Pese a estas limitaciones, los voluntarios han continuado su marcha hacia los municipios afectados, equipados con materiales de limpieza y preparados para ayudar en lo que puedan.
Víctimas mortales en aumento en España
Este domingo también se confirmó el hallazgo de una mujer de 70 años que fue arrastrada por las riadas en Letur, Albacete, el pasado martes.
Con esta nueva víctima, el saldo trágico en España asciende a 217 personas fallecidas, de las cuales tres corresponden a Castilla-La Mancha y otra a Andalucía.
La tragedia causada por el temporal sigue golpeando a numerosas familias, mientras las comunidades afectadas enfrentan no solo la pérdida de sus seres queridos, sino también la destrucción de sus hogares y medios de vida.