La más reciente crisis migratoria demuestra la total falta de cumplimiento por parte de muchos países de los acuerdos alcanzados en la pasada Cumbre de las Américas y de otras coordinaciones promovidas, incluso, por el Gobierno panameño.
El flujo migratorio vuelve a tener como protagonistas principales a los venezolanos, que veladamente han estado saliendo de su país no para radicarse en naciones cercanas como ocurría habitualmente, sino con el fin único de llegar a los Estados Unidos y cumplir el anhelado “sueño americano”.
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Esa utopía, como bien lo planteó la “renunciada” canciller Erika Mouynes en su momento, viene siendo impulsada en gran medida por traficantes de personas que les venden a los ilusos migrantes una realidad muy distinta a la que terminan padeciendo.
Pero a pesar de que esta información ha estado al alcance de las autoridades de distintos países, se ha permitido llegar al punto insostenible en el que nos encontramos hoy.
Ello evidencia que en materia de migraciones ilegales seguimos sin aprender la lección.