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Editorial. El innegociable derecho a informar y ser informado

Los argumentos planteado por la Antai para sancionar a un medio vulneran estos derechos, sobre todo para el caso de una figura pública

Por Enrique Brathwaite

Una acción dice más que mil palabras y ya en este espacio se habían plasmado las incongruencias de la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (Antai) que por un lado habla de ampliar el acceso a la información, pero por otro -y en lo que va de esta administración- ha esgrimido todo tipo de argucias para limitar la documentación adecuada de los ciudadanos.

Más que promover el derecho a buscar, difundir y recibir información y datos de todo tipo, la Antai se ha plegado a las prácticas de las autoridades de turno, de lograr blindarse a como dé lugar para no rendir cuentas de sus actuaciones.

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Por ello insistimos en que el ciudadano no puede pretender que el derecho a buscar, obtener y difundir información sea una concesión de sus gobernantes. Debe exigirlo en todos los escenarios posibles y ser un celoso guardián de que este principio se respete con todos sus puntos y comas.

Estar bien informado es un principio innegociable para que cada persona pueda tomar las mejores decisiones a nivel personal y como sociedad.