La Universidad de Panamá (UP) lleva a cabo hoy sus primeras elecciones de la época pos-García de Peredes, el tristemente célebre rector que, cual dictador, quiso perpetuarse en el cargo, además de anquilosar a esta institución, tan vital para el devenir nacional.
Fueron, precisamente, las promesas del actual rector -quien aspira a repetir- de desmantelar el esquema clientelar y de amiguismo que había prevalecido en la UP las que lo ayudaron a llegar adonde está hoy.
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Es por ello que en medio de este proceso, se hace necesario recordar ese compromiso de trabajar por una Universidad de Panamá que sea ejemplo de transparencia, probidad, relevo generacional y desapego, tan necesarios en los procesos de ejercicio del poder.
Términos como persecución, compra de conciencia, ataques y hostigamiento ni siquiera debieran ser parte del proceso que concluye hoy, pero lo son. Cierto es que las prácticas arraigadas son difíciles de eliminar. Le queda a Flores, o a quien sea que triunfe, trabajar por una universidad que en verdad sea luz para nuestra sociedad.