Ya alcanzado un acuerdo con Minera Panamá sobre el futuro contrato, el Gobierno ha pasado a la siguiente etapa, la de las consultas ciudadanas, trámite no coadyuvante para el proceso de aprobación final del documento, pero sí vital para enviar un poderoso mensaje ciudadano a las presentes y futuras administraciones gubernamentales.
Hay que recordar que la forma secreta en la que se dieron las negociaciones del contrato no permitió a la población conocer detalles de un tema que nos afecta a todos. Esa estrategia debe ser corregida a futuro para discusiones similares, porque se trató de unos pocos negociando el futuro de todos.
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Es casi indudable que el contrato acordado sea aprobado por las instancias correspondientes, incluyendo a la fraccionada y politizada Asamblea Nacional, porque a final de cuentas se trata de grandes intereses económicos en juego.
No obstante, los ciudadanos a través de las consultas pueden lograr garantías en materia de cuidado medioambiental, aspectos laborales y la explotación justa de los recursos de los panameños.