Ninguna decisión o propuesta política que vaya dirigida a garantizar el bienestar y desarrollo de las mujeres puede ni debe ser adoptada sin que estas tengan una participación activa.
El reciente y ajustado fallo sobre el derecho al aborto en Colombia trae a la palestra local un sensitivo tema que distintos sectores no se han atrevido siquiera a abordar.
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Las denuncias sobre supuestas esterilizaciones de mujeres en la comarca Ngäbe Buglé, independientemente del resultado que arrojen las investigaciones, permitieron abrir un debate sobre los derechos de las féminas en salud sexual y reproductiva. Sin embargo, hay muchísimo que hacer en un país cuyas autoridades son incapaces de establecer una discusión y aprobar normas sobre educación en la sexualidad que impacte sobre todo a los jóvenes.
Mientras ello siga así seguiremos viendo a las mujeres panameñas, especialmente a las más jóvenes, siendo rehenes de un sistema cultural patriarcal que las somete a la pobreza, rezagos, violencia y discriminaciones. ¿Seguiremos así?