Por décadas la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) ha sido una institución casi que ausente en el sector de Panamá Oeste, donde se ha limitado junto con la Policía de Tránsito a coordinar el flujo vehicular y a colocar y cobrar boletas.
Y mientras que esta región del país crece en espacio y población como ninguna otra, son inexistentes los planes a mediano y largo plazo sobre movilidad vial.
LEA TAMBIÉN: Da dolor. Muere otro camarógrafo de Medcom
Ese vacío institucional ha sido aprovechado por viejos y nuevos actores del transporte que -si bien satisfacen una necesidad de la población- tienen como prioridad llenar sus bolsillos, olvidando que desarrollan una actividad que debe garantizar el Estado y que se otorga en concesión.
Esa desconexión de las autoridades y de estos gremios transportistas que tienen como primacía el lucro por encima de la atención y satisfacción del usuario seguirá incidiendo negativamente en la calidad de vida de quienes han optado por vivir en el “west”. Se necesita un plan que vaya más allá de la Línea 3 del Metro y del cuarto puente sobre el Canal.