El obispo de Colón, Miguel Ochogavía Barahona, fue contundente el pasado 5 de noviembre, cuando aseguró que los colonenses viven con miedo, porque la provincia está secuestrada por los “artesanos del mal”. El religioso se refería a la violencia y a los violentos.
Pero bien puede aplicarse a los políticos corruptos, que en 119 años no han parado de saquear nuestro país.
Y es que la peste histórica de Panamá ha sido los violentos, corruptos, los que se reparten entre ellos hasta los auxilios económicos para los pobres. Pero el presidente de turno, como siempre, se hace el aéreo y dice que desconoce la lista de beneficiados.
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Y es que reflexionando sobre los “artesanos del mal”, estos siempre necesitan de quienes aprieten el gatillo y siembren el temor, pero también se hacen ayudar de los que nunca dan la cara ni dicen nada, pero forman parte de los talleres de la maldad que perjudica a todo un país.
Ojalá que en este mes de la patria los ciudadanos no se dejen impresionar por los que bailan ni hacen show en los desfiles, porque con sus acciones como autoridades son parte de los “artesanos del mal”.