Más allá del fallo retrógrado de los cinco magistrados varones de la Corte Suprema de Justicia que no le brinda la misma igualdad a las mujeres que a los hombres para acceder a una esterilización, lo que está de fondo de esta decisión conservadora, es la falta de oportunidades que se le niegan a las mujeres y eso forma parte de una política nacional que las margina, excluye y empobrece.
Con esto también se demuestra que los magistrados desconocen la realidad social de las jóvenes del interior y de la misma capital, quienes a temprana edad tienen tres hijos y más y no pueden decidir sobre su cuerpo a los 18 años como mínimo porque cinco ‘entogados’ con pantalones las etiquetan como diferentes.
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Pero estas jóvenes ya no necesitan más hijos, sino educación y oportunidades igualitarias para salir adelante ellas y sus familias y ni se diga de las que deciden no tener hijos porque es su decisión y su proyecto de vida.
Panamá en vez de dar pasos hacia la igualdad, le cierra las puertas a las mujeres, que solo reclaman el derecho legal de ser tratadas y atendidas como lo que son: iguales a los hombres.