Si en este país los panameños no buscamos puntos de encuentro y se hace un esfuerzo conjunto para sacar a la gente excluida adelante, de nada va a servir que hayamos sobrevivido a la covid-19 y a la catástrofe económica. No es tiempo para los triunfos individuales.
Tenemos un país polarizado, dividido, en el que todos los días las personas parecen desenterrar el hacha para sobrevivir, pero nadie plantea hechos concretos para recuperar el empleo, la seguridad, el bajo costo de los alimentos y las medicinas, el progreso de los trabajadores, la decencia de la política, entre otros.
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No se puede tener un sector público derrochador y corrupto, una empresa privada con privilegios e indiferente. Los ciudadanos deben tener claro que se progresa trabajando y cumpliendo con los deberes.
Si estos valores no se sacan de adentro de cada uno de los individuos, de nada servirán los endeudamientos millonarios, la cantidad de vacunas que pongan, ni las cuñas con mensajes pasajeros. Se trata de poner la mente y el corazón en favor de Panamá y de todos los que aquí vivimos.