Sin un análisis de fondo ni sustentado de por qué no, las organizaciones del país que se oponen a cualquier norma que posibilite que dos personas del mismo sexo contraigan matrimonio rechazan taxativamente la recomendación que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo al Estado panameño en este sentido.
Para ello, alegan que ningún organismo internacional puede venir a imponer disposiciones foráneas, con lo que desconocen el alcance de los acuerdos que -en materia de derechos humanos y otros- el país alcanza como parte de un gran concierto de naciones.
En lo que respecta a derechos inalienables del ser humano, Panamá no solo tiene compromisos con la CIDH, sino con diversos organismos internacionales garantes del bienestar de cada persona en el planeta.
Al margen del debate sobre el matrimonio igualitario, que ya deberá resolver la Corte Suprema de Justicia, debemos estar claros en que formamos parte de un mundo cada vez más integrado, que no somos una isla ni podemos ignorar los derechos que progresivamente van adquiriendo los individuos.
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