Hace unas semanas Cambio Democrático escogió a sus convencionales y la sacadera de tripas entre los bandos en pugna era la tónica diaria. Lo mismo está pasando con el gobernante PRD, en el que los señalamientos suben de tono y hay denuncias de traslados y despidos de funcionarios si no se está con el mimado del Ejecutivo.
Eso demuestra que los partidos nuestros están lejos de ser instituciones democráticas modernas y son un reflejo de nuestra sociedad.
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Pero las primarias para obtener una postulación siguen siendo la mejor forma de ganarse un liderazgo porque los “dedazos” nos recuerdan las viejas prácticas de los cuarteles, donde se bajaban e imponían candidatos de acuerdo a la conveniencia de la cúpula militar.
Es decir, aunque las primarias hayan nacido en el Código Electoral como una táctica para debilitar a los adversarios, hasta ahora sigue siendo la forma más democrática y transparente para el nacimiento de nuevos liderazgos y sin duda eso les da miedo a muchos políticos, que prefieren operar con su círculo cero, amigos y copartidarios y le temen a todo lo que traiga transparencia y participación desde abajo.