Será que nuestro país y sus riquezas naturales estarán siempre disponibles para que países, sectores o individuos específicos las usufructen y se enriquezcan, mientras que gran parte de la población vive en condiciones de precariedad?
Pese al desarrollo y avances de la actualidad, esa triste y lamentable historia de impronta colonialista se sigue repitiendo bajo el amparo de las autoridades de turno.
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Estos usos y abusos de nuestros recursos han propiciado la enorme desigualdad que hay en Panamá y que debe ser frenada cuanto antes; de lo contrario, viviremos una explosión social como ya lo han experimentado en otras latitudes.
El polémico caso de Panamá Ports, el desarrollo turístico que excluye a las comunidades, las hidroeléctricas y fábricas que se quedan con el agua y la más reciente negociación con la empresa minera son algunos de los ejemplos del aprovechamiento de nuestros recursos por terceros, que además pretenden entregarnos migajas.
La población tiene un rol vital para que estos abusos acaben, porque de nuestras autoridades solo podemos esperar decisiones convenientes.