Los manglares son un ecosistema que está desapareciendo de tres a cinco veces más rápido que las pérdidas generales de bosques en el mundo, con graves impactos ecológicos y socioeconómicos. Los cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura indican que la extensión de los manglares se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años.
Actualmente en el mundo hay unas 15 millones de hectáreas de manglares.
Particularmente en Panamá, entre 2010 y 2020, se han perdido 9 mil 17 hectáreas de manglares, según datos del Ministerio de Ambiente (Miambiente), como consecuencia de la expansión de la frontera agrícola y el desarrollo de infraestructuras para el cultivo de camarones, la ganadería y el turismo. Se estima que en el país quedan actualmente 183,800 hectáreas cubiertas por manglares.
Las estimaciones de la entidad indican que en los últimos 50 años se han talado en el país más de la mitad de los bosques de manglar y humedales existentes.
Digna Barsallo, jefa nacional de la Dirección de Costas y Mares de Miambiente, planteó que la mayoría de los humedales no están debidamente estudiados y su inventario debe ser actualizado.
Los manglares en Panamá son afectados por aguas servidas, agroquímicos, desechos sólidos, extracción legal de maderas, producción de carbono, entre otras.
El uso de los manglares para generar carbón, por ejemplo, en el distrito de Chame en la provincia de Panamá Oeste, es uno de los problemas que están atendiendo; otro es la basura y el reciente derrame químico en el río Juan Díaz, en ciudad de Panamá.
En el caso particular del río Juan Díaz, Barsallo dijo que el proceso de investigación tiene un 90% de avance y la entidad está elaborando un informe sobre la afectación.
Actualmente, Miambiente trabaja, en conjunto con la Sociedad Audubon de Panamá, en la creación del plan de conservación de la bahía de Parita, que incluye la recolección de información técnica sobre la importancia de las salinas y los manglares del área para las aves, que cada año recorren el continente americano.
El Programa de las Naciones para el Medio Ambiente (Pnuma) indica que al menos 1,500 especies de plantas y animales dependen de los manglares. Entre ellas, peces y aves que utilizan las aguas poco profundas bajo los manglares como viveros. Las investigaciones indican ahora que también son fundamentales para mamíferos más grandes, como monos, perezosos, tigres, hienas y perros salvajes africanos.
Además, Panamá en 2018 aprobó la Política Nacional de Humedales, que incluye un plan de acción cuya meta a 2030 es garantizar la gestión integral y sostenible de los humedales con la finalidad de aplicar medidas para la restauración de estos ecosistemas. La idea es promover su protección, planificación, e investigación, sensibilizando a la población sobre su importancia para el bienestar de las presentes y futuras generaciones en aspectos como biodiversidad e incluso seguridad alimentaria.
Un día para los manglares
El pasado 26 de julio se celebró el Día Internacional para la Conservación de los Manglares, una fecha para concienciar sobre la importancia que tienen estos ecosistemas y la necesidad de protegerlos y restaurarlos.
Los manglares son ecosistemas singulares que se encuentran en el límite entre la tierra y el mar. Estos hábitats extraordinarios contribuyen al bienestar, a la seguridad alimentaria y a la protección de las comunidades costeras de todo el mundo.
Además, los manglares actúan como una forma de defensa costera natural contra las mareas de tormenta, los tsunamis, el aumento del nivel del mar y la erosión. Sus suelos son sumideros de carbono altamente eficaces, reteniendo grandes cantidades en su interior.
De hecho se estima que cada hectárea de bosque de manglar representa un valor de entre $33.000 y $57,000 por año.