Entre los muchos que pensaron en darse su vuelta por la Calzada de Amador la tarde de este sábado, 27 de agosto, estuvo una familia de juguetones delfines que acapararon la atención y fueron la sensación del lugar.
En medio de una brisa veraniega, los visitantes pudieron disfrutar del paisaje, tomarse fotos y algunos hasta captar imágenes del chapuzón que se daba la familia de delfines, prácticamente a orillas de la calzada, teniendo de fondo yates, botes y los rascacielos de la ciudad, imágenes de postal.
Las aguas tranquilas de la bahía resultaron especialmente atractivas para estos amigables mamíferos marinos. Son muy sociables, parecen danzar, silban y se dan acrobáticos chapuzones para lucirse ante quienes admiran su belleza y alegría.
De acuerdo a los entendidos, nos encontramos en los mejores meses para deleitar nuestras pupilas con avistamientos tanto de delfines como de ballenas, desde el mes de julio hasta octubre de cada año, lo que suma un atractivo más al turismo en Panamá.
En el país está prohibida su caza, por lo que, por lo general, nuestros mares son seguros para estos cetáceos que generalmente viajan en familia, su madre y su cría, también es común verlos en parejas o en grupos hasta de unos seis.
Los ambientalistas recomiendan no tirar basura al mar, pues contaminan el hábitat donde convergen animales como estos que ayudan a la economía incentivando el turismo en el país.
Los delfines pueden medir entre 2 y 9 metros y entre los datos curiosos, son muy juguetones, tienen dos corazones, es uno de los animales más inteligentes del planeta, la hembra solo da a luz una cría en cada parto, mientras que el período de gestación puede estar entre los 11 y 17 meses, dependiendo la especie y puede vivir hasta unos 45 años.
Bueno, ya saben. Si van por la Calzada de Amador, ‘pelen bien los ojos’, podrían encontrarse con el avistamiento de estos adorables mamíferos.
