Desde muy pequeño cuando viajaba en el auto de mi padre, siempre insistía en ocupar el asiento de la ventana. Me gustaba observar a las personas caminando o viajando en direcciones distintas.
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Era una aventura estar pendiente de llegar a mi destino, me preguntaba si el destino de las personas se podía cambiar. No obstante, en el transcurso de mi corta vida pude comprobar que sí, siempre que tengamos la actitud y la disposición.
Realidad
Hoy nuestra América Latina y el Caribe se hallan más que nunca ante un crucial desafío. Muchas cosas están muriendo y otras tantas están naciendo y todo nos remite al punto de partida: hay un reto génesis por un desarrollo infantil no mejor, sino digno.
Dicha debilidad sigue incidiendo en educación, pobreza y desigualdad, estas dos últimas haciendo un matrimonio reconocido en el plano económico, donde muchos sectores se ven afectados y silenciados.
En ese contexto regional se halla Panamá, en donde también cobran fuerza las voces que nos llegan para volver al punto de partida.
Es así como resuena el cantautor canadiense Raffi Cavoukian, quien afirmó: “Si cambiamos el comienzo de la historia, cambiamos la historia entera”. Es evidente que hay un resurgimiento del empoderamiento de los estudiantes por su proceso de enseñanza-aprendizaje.
En el año 2019, por medio de una iniciativa del Canal de Panamá, la fundación Jóvenes Unidos por la Educación y Unidos por la Educación, en alianza estratégica con varias empresas privadas y en colaboración con Educación 2020 Chile y el Laboratorio Internacional de Incidencia Ciudadana, se desarrolló el primer Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana, mejor conocido como LLAC 2019.
Nuevo espacio
Ese espacio de discusión de ideas y encuentro de soluciones se dio luego de una rigurosa selección para encontrar los perfiles juveniles con el más alto nivel de compromiso y tener un impacto positivo para llevar a cabo 15 proyectos de incidencia ciudadana que puedan ser replicados con planes de sostenibilidad, indicadores y un presupuesto para la ejecución del plan piloto. (Ver cuadro).
Equipo
Junto a mi equipo, conformado por nueve jóvenes de entre 15 y 21 años de San Miguelito, y otras provincias: Chiriquí, Coclé y Panamá Oeste, dimos vida y creamos “Impulsando la Educación Universitaria” (IMEDU), cuyo objetivo principal es coadyuvar a jóvenes que cursan el undécimo y duodécimo grado para que hagan la elección apropiada de una carrera universitaria.
Dicho laboratorio nos proporcionó herramientas tecnológicas y nos dio la oportunidad de compartir con expertos.
Es justo y prudente que estos pilares que tanto anhela nuestro país sean acelerados prontamente, ya que como jóvenes muchas veces somos etiquetados como irresponsables, impuntuales y hasta sin pensamiento crítico, pero la realidad es otra.
Por Richard Barrera, miembro de IMEDU