Lizy Valdés es una joven madre pujante del sector de Las Mañanitas, en Panamá Este, que luego de la pandemia tuvo que reinventarse. Antes trabajaba en el aeropuerto de Tocumen para una empresa proveedora; sin embargo, quedo cesante.
Ante la situación económica que la señora Valdés estaba viviendo, junto a su suegro tuvo la idea de poner una fonda para la venta de comida criolla cerca de una llantería de un conocido suyo.
Horarios
Lizy Valdés llega a su local desde las 5:00 de la mañana para preparar la primera comida del día, el desayuno; allí ya tiene su clientela fija y otros que pasan por el local en busca de una hojaldre, una empanada o una rica carimañola. Luego se enfrasca con el almuerzo, para el que prepara la tradicional sopa de carne con arroz, porotos, lentejas, pollo guisado y otras delicias para sus comensales.
Sus proveedores llegan hasta su restaurante y refresquería, allí recibe jugos, carnes, vegetales y cuanto necesita para su negocio.
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Comida centroamericana
Ahora Lizy también ofrece en su restaurante comida centroamericana, ya que cerca de su local hay un patio al que llegan los camiones provenientes de Centroamérica para cargar diversos tipos de mercancías y estos conductores son ahora sus clientes ‘VIP’. Ella prepara platos de Nicaragua, Guatemala, Honduras y El Salvador, los cuales se van como pan caliente en su local.
Ante la demanda, Lizy tiene ahora la ayuda de Marlin Casco, una joven nicaragüense que está en Panamá en busca de nuevas oportunidades para ella y su familia.
“Aquí se trabaja de manera honrada, cumplimos con todos los requisitos que exige Salud y estamos seguras de que vamos a salir adelante”, subrayó.
En este local también se ofrecen hamburguesas, papas fritas, pollo asado con patacones y deliciosas bebidas naturales, como el jugo de limón con raspadura, naranja y maracuyá para refrescarse mientras se deleitan con una rica comida criolla al estilo panameño o centroamericano.
Capacitación
Esta entregada mujer ha recibido capacitación por parte de Junior Achievement, a quienes agradece por todo el apoyo recibido para enfrentar sus nuevos retos en materia de emprender sin tener miedo.
Añadió que no ha sido fácil, pues pocos meses después de abrir el local su mano derecha, su suegro, falleció de un repentino infarto. Pero en su memoria, ella ha seguido adelante con este pequeño negocio.
Valdés tiene tres hijos y con ellos trata de estar el mayor tiempo posible, pues sabe que el formar y estar pendientes de la educación de sus retoños es vital, al igual que contar con fondos para solventar las necesidades de su familia junto a su esposo.