Policiales

El misterio que marcó a Veraguas: Reabren caso del sacerdote Héctor Gallego, desaparecido en 1971

Corte Suprema declara vigente la investigación tras 53 años de misterio

Carlos Ávila

Por Carlos Ávila Rivas

Población de Santa Fe en Veraguas claman justicia a 53 años por la muerte del padre Héctor Gallego.

Después de más de medio siglo de incertidumbre, el Ministerio Público de Panamá ha reabierto la investigación por la desaparición forzada del sacerdote Jesús Héctor Gallego Herrera, un defensor de los derechos campesinos que fue arrebatado de su hogar en el norte de Santa Fe, Veraguas, el 9 de junio de 1971. Este caso, que permaneció cerrado por 31 años, vuelve al centro del escenario judicial gracias a una solicitud presentada por la Fiscalía Regional de Veraguas y respaldada por recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Jesús Héctor Gallego llegó a Panamá desde Colombia en 1967, un joven sacerdote lleno de ideales que dedicó su vida a los más vulnerables. En el pequeño poblado de Santa Fe, se convirtió en un símbolo de esperanza para los campesinos, ayudándolos a organizarse y luchar por mejores condiciones de vida. Sin embargo, su activismo despertó la ira de poderosos terratenientes y figuras del régimen militar, que lo veían como una amenaza. Aquella fatídica noche de 1971, Gallego fue sacado a la fuerza de su hogar por un grupo armado y nunca más se le volvió a ver.

La reapertura del caso se centra en encontrar los restos del sacerdote y llevar ante la justicia a los responsables de su desaparición. La Sala Penal de la Corte Suprema ha declarado que la causa se mantiene vigente de forma continua, dado que el delito de desaparición forzada es imprescriptible. Entre las recomendaciones de la CIDH se incluyen un plan exhaustivo de búsqueda y el compromiso del Estado panameño de garantizar una investigación diligente.

Un clamor de justicia y memoria

Este caso no solo revive un episodio oscuro de la historia panameña, sino que también pone en evidencia la deuda del país con las víctimas de violaciones a los derechos humanos. “No podemos descansar mientras exista una familia que no sepa dónde están los restos de sus seres queridos”, declaró un miembro de la organización local de derechos humanos en Veraguas.

Mientras se intensifican las investigaciones, la memoria del padre Gallego permanece viva en las comunidades que una vez defendió. Su legado sigue siendo un recordatorio de la importancia de la justicia y la dignidad en un país que lucha por sanar las heridas de su pasado.