Un amanecer que nadie esperaba sacudió a la Policía Nacional. El teniente Anselmo J. Guerra, con más de 29 años de servicio en las filas, falleció de manera inesperada en la sede principal de la institución, en el corregimiento de Ancón.
El oficial, quien estaba destacado en Changuinola, Bocas del Toro, había viajado hasta la capital para cumplir con los exámenes médicos de rigor que exige la entidad. Todo parecía rutinario, hasta que cerca de las 4:00 de la madrugada, mientras se encontraba en el baño de la sede de Atención Ciudadana de Seguridad, se desplomó sin dar señales de vida.
Compañeros y personal médico corrieron de inmediato en su auxilio. Durante varios minutos intentaron reanimarlo con maniobras de RCP, aferrándose a la esperanza. Sin embargo, el reloj avanzó implacable y casi a las 5:00 a.m., el doctor que lo atendía confirmó lo que nadie quería escuchar: el teniente ya no presentaba signos vitales.
La institución, profundamente golpeada por la noticia, emitió un comunicado en el que lamentó la pérdida de uno de sus hombres más leales, recordando que dedicó 29 años, 2 meses y 15 días a la misión de “proteger y servir”.
Por ahora, las autoridades han iniciado una investigación para esclarecer lo ocurrido. Lo cierto es que la madrugada de este martes quedó marcada por la repentina partida de un uniformado que dejó huella en la Policía Nacional.