Policiales

Un grito de dolor en Solón: el femicidio que conmocionó a la comarca Naso Tjër Di

La tragedia de una madre que trabajaba por el futuro de sus hijos, truncada por la violencia de género en Bocas del Toro

Carlos Ávila

Por Carlos Ávila Rivas

El río Teribe, testigo mudo del femicidio de Edisa Gamarra, cuya vida fue truncada a manos de su pareja.

El sol apenas comenzaba a despuntar sobre la comunidad de Solón, en la remota comarca Naso Tjër Di, cuando la noticia que nadie quería escuchar se confirmó. El cuerpo de Edisa Gamarra, una joven madre de 25 años, fue hallado enterrado a orillas del río Teribe, cubierto por la arena y el silencio de un crimen que dejó a tres pequeños niños huérfanos.

Edisa era conocida por su dedicación y amor hacia sus hijos de 7, 6 y 4 años. Durante nueve largos años, mantuvo una relación con el hombre que, lejos de ser su compañero, se convirtió en su verdugo. La joven, que trabajaba como empleada doméstica para poder comprar unos lentes que su hijo mayor necesitaba, fue brutalmente asesinada el pasado 3 de agosto, víctima de un ataque de celos descontrolados por parte de su pareja, un hombre de 27 años conocido en la comunidad como “Chino”. Edisa murió estrangulada, una muerte violenta que reflejó la cruda realidad que vivía junto a quien debía ser su protector.

Los días de angustia para la familia Gamarra comenzaron el 7 de agosto, cuando se reportó la desaparición de Edisa. La búsqueda, desesperada y cargada de miedo, llevó a los moradores de Solón a recorrer los alrededores, con la esperanza de encontrarla con vida. Pero esa esperanza se desvaneció el lunes 12 de agosto, cuando los propietarios de una finca cercana al río Teribe hicieron el macabro hallazgo. El cuerpo de Edisa estaba enterrado, como si la tierra pudiera ocultar el horror de lo sucedido. Su muerte no solo dejó una cicatriz imborrable en su familia, sino que sacudió profundamente a toda la comunidad.

El 14 de agosto, en una audiencia que dejó en silencio a todos los presentes, la juez de garantías Alejandra Ríos ordenó la detención provisional de “Chino”, después de escuchar los argumentos presentados por el fiscal del Ministerio Público, Gustavo Grenald. Grenald expuso ante el tribunal cómo los elementos de convicción, recabados en conjunto con los estamentos de seguridad, apuntaban a la presunta responsabilidad del imputado en el asesinato de Edisa. Con frialdad, “Chino” se presentó en la sala, sin mostrar arrepentimiento por el dolor causado, mientras la defensora pública, Yeni Guerra, trataba de justificar lo injustificable.

La juez, tras valorar los riesgos procesales y la gravedad del delito, decidió que “Chino” debía permanecer en prisión preventiva mientras avanzan las investigaciones. Los testimonios presentados revelaron una relación marcada por la violencia y el control, donde Edisa, a pesar de todo, intentaba construir un hogar para sus hijos. Sin embargo, esa misma relación se convirtió en una trampa mortal, llevándola a un destino del que no pudo escapar.

Este es el segundo caso de femicidio en Bocas del Toro en lo que va del año, un hecho que refleja la alarmante ola de violencia de género que azota a Panamá. En lo que va de 2024, 12 mujeres han sido víctimas de femicidio en el país, dejando tras de sí un rastro de dolor y desesperanza.

El femicidio de Edisa Gamarra, un crimen que ha conmocionado a la comarca Naso Tjër Di y a todo el país.

El rostro de Edisa, su lucha diaria por ofrecer un mejor futuro a sus hijos, se ha convertido en un símbolo del dolor que muchas mujeres enfrentan en silencio. Hoy, Solón llora su pérdida, una pérdida que no se puede medir en palabras, pero que se siente en el aire, en los corazones rotos de una comunidad que pide justicia.

La detención provisional de “Chino” apenas inicia un proceso legal que buscará respuestas, pero ninguna sentencia podrá devolver la vida a Edisa ni consolar a sus pequeños hijos, quienes ahora enfrentan un futuro incierto, marcado por la ausencia de una madre que les fue arrebatada por la violencia.

Mientras las autoridades continúan con las investigaciones, la comunidad de Solón se une en su dolor, buscando formas de sanar y recordar a Edisa como una mujer fuerte, trabajadora, y sobre todo, una madre que lo dio todo por sus hijos. Una madre cuya vida fue robada por el mal que acecha en los rincones más oscuros de la sociedad.