Todo en exceso es malo, dicho que también aplica para la sal, la cual debemos consumir con prudencia para no enfermarnos, sin ser radicales y dejarla por completo, ya que eso también afecta nuestra salud.
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Y es que son muchos los mitos en torno a la sal, que si bien es la mayor fuente de sodio de nuestra dieta (90 %), se trata de un saborizante natural cuyo consumo excesivo favorece la aparición de la hipertensión arterial, diabetes e insuficiencia renal crónica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo de este producto no debe sobrepasar los 5 gramos diarios por persona, ya que sobrepasar ese rango, sobre todo en personas que presentan patologías, representa un riesgo para su estado de salud.
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Pero también hay que decirlo, no se puede prescindir de ella, no solo porque sazona nuestros alimentos, dándole ese gusto al paladar, sino porque es necesaria para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Como lo explica el médico Pablo González, de la Caja de Seguro Social (CSS), quien recomendó a los pacientes que padecen hipertensión que deben reducir la ingesta de este sazonador hasta un máximo de 3 gramos por día.
Para aquellos con insuficiencia renal crónica, aconsejó limitarse a consumir un gramo y medio diario o, como mucho, 2 gramos. González advirtió que la dieta con cero sal es dañina para el cuerpo, ya que los neurotransmisores del sistema nervioso necesitan del sodio para funcionar adecuadamente.
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El profesional de la salud explicó que es por ello que con frecuencia observan en urgencias a cantidad de adultos mayores que les imponen dietas sin sal, pensando sus familiares que están cuidando de su salud, pero lejos de eso, le ocasionan graves problemas, como los son debilidad, mareos y otros. Y es que al restringirles el sodio, provocan niveles muy bajos, lo cual explica sus síntomas, concluyó.
Datos de interés. Entre los beneficios y perjuicios de consumir sal están:
Favorece una correcta digestión.
Favorece la eliminación de líquidos en el cuerpo, lo que provoca que estimule el apetito.
Potencia el sabor de los alimentos.
Mantiene equilibrado el nivel de líquidos.
Favorece el sistema nervioso.
El exceso de sal es peligroso para la salud de los riñones, el corazón, el hígado y el sistema inmunitario.
Aumenta la presión arterial, ya que la cantidad de sal que los riñones no eliminan se concentra en la sangre, provocando un mayor volumen de sangre y, por tanto, más trabajo para el corazón.