Según la bióloga Katia Hueso, autora del libro “La naturaleza que nos cuida”, la naturaleza tiene muchos más beneficios para nuestra salud de los que solemos pensar. Estar en contacto con elementos naturales como ríos, árboles y flores nos produce bienestar y placer.
Sin embargo, el estilo de vida acelerado en las ciudades nos ha hecho perder la conexión con la naturaleza, lo cual puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental y física. Factores como el ruido, el tráfico y el consumo excesivo en las urbes actúan como estresores.
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Para revertir esta situación, las ciudades están implementando soluciones como crear más espacios verdes, promover la movilidad sostenible y fomentar la economía circular. A nivel individual, podemos disfrutar de la naturaleza de forma respetuosa, siendo discretos y cuidadosos.
Desde el punto de vista mental, aporta serenidad, intimidad, atención, concentración, autoestima, autoconocimiento. Incluso, despierta nuestra sensibilidad artística, literaria y espiritual. Estar en la naturaleza nos da ánimo y vitalidad, una alegría serena y duradera que permite afrontar las dificultades cotidianas con mayor eficacia.